Por: Miguel Melenciano
Este parecería
un titular morboso, si es que usted no lee el cuerpo de este artículo, y solo
se queda en el título, pero si no tomamos carta en el asunto, en verdad, al
final tendremos que cargar con una población, compuesta por más de 10 millones de nacionales haitiano que
en un corto tiempo se quedaran, sin un suelo que le abastezca los productos
necesarios para alimentar su nación.
Así es que, al
ritmo que marcha la desforestación de la parte occidental de la isla, al cabo
de 30 años, a lo máximo, veremos (creo
que llego a verlo) como esta parte de la
hispaniola se convertirá, en el primer desierto del Caribe tropical, pues los
pronósticos de los especialistas en la materia indican, que el nivel de
deforestación en Haití, alcanza más del 98 por ciento, y que el mismo, ha
acelerado la vulnerabilidad del país a riesgos y desastres medio ambientales.
Una voz de
alerta, ante lo que podría suceder en el futuro cercano en Haití, de continuar
la devastación de lo poco que queda en la foresta ha sido, la tragedia ocurrida en el 2010 en la cual, un terremoto con una magnitud de 7,0 Mw generado
a una profundidad de 13 kilómetros con su subsiguientes réplicas, causo más de
200 mil muerto, cientos de miles de heridos, así como miles de haitianos
desaparecidos y la ciudad totalmente devastadas.
Nuestro pueblo,
siendo el vecino más cercano, sin
pensarlos dos veces, anduvo raudo para auxiliar en su desdicha, a los hermanos
haitianos. Para ellos se habilitaron,
todos los hospitales del estado, tanto los de la cercanía en la frontera
imaginaria que nos separa, como los de la región del Cibao, Sur, y los de la
capital de la república. A un solo
ritmo, todos nos dedicamos a procurar la recuperación de nuestros colindantes. La solidaridad es una de la característica
especial del pueblo dominicano.
Daño este que al
día de hoy, aun los haitianos están padeciendo, y que consecuencia de la
acogida que en ese momento ofrecimos, miles de ciudadanos haitianos, que
quedaron desamparados, optaron por quedarse residiendo, de manera ilegal en el
país. Parte de estos nacionales
haitianos, hoy en día se declaran antes
instituciones internacionales, como apátrida, colocando a los dominicanos en
una difícil situación internacional sin sentido.
Haití, con un
problema medioambiental creciente, en el que la tala indiscriminada de unos 15
millones de árboles anualmente para la industria madera y la utilización del
carbón vegetal como método de subsistencia
ha dejado la tierra cansada e
improductiva con solo un 2% del suelo arbolado, se dirige a una catástrofe
atmosférica y sísmica de carácter previsible, que de no detenerse, podría
repetirse el acontecimiento del 2010 con consecuencias para la Republica
Dominicana y los países del Caribe.
Y lo que
ocurriese a los vecinos, se reflejaría inmediatamente en nuestro país, pues,
tendríamos, no solo que aperturar el uso de nuestros hospitales, sino, acoger
en calidad de refugiado a una población cuyos dígitos, casi doblan lo nuestro,
ya que países, como Estados Unidos, Canadá, Europa y naciones del Caribe, están
colocando restricciones de entradas a los ciudadanos haitianos, y por vía de
consecuencia a la larga nuestro país, con una pobre economía en crecimiento,
tendría que chuparse solo a los colindantes.
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